Cuando hablamos de personas mayores bajo una lógica de mercado, dejamos de concebir a los seres humanos 60+ como sujetos activos en todo ámbito. Bajo una perspectiva de derechos, las personas mayores son titulares de derechos que deben ser protegidos y promovidos por el Estado y por la sociedad en su conjunto a todo evento. Cuando hace unas semanas se hizo noticia un beneficio para que las personas mayores accedieran a un descuento en moteles en la comuna de Chillán, vimos como los comentarios de las redes sociales en tono de burla no se hicieron esperar y, finalmente, una excelente iniciativa de beneficios comerciales diversos para las personas mayores en una comunidad, quedó marcada por la reticencia de los jóvenes al reconocimiento de la sexualidad de sus propios padres o abuelos. Entender que las personas tienen derecho a la sexualidad, la autonomía y el placer en cualquier etapa de la vida, implica dejar atrás una lógica de funcionalidad regida sólo por la edad «productiva», enfocándonos como sociedad en erradicar focos de discriminación basados en edadismos, de acuerdo con estándares mínimos de razonabilidad y de derechos humanos.
Finalmente, vale la pena preguntarnos, ¿Acaso debiéramos negar nuestra sexualidad cuando en el 2050 seamos parte del 24% de la población mayor de Chile?