Opinión: Mi testimonio cuidando a Carlos y María

Equipo Fundación GeroActivismo

Por Ximena Valenzuela Rojas, Participante  Movimiento Pro-Emancipación de las Mujeres de Chile (Memch) y vecina activa de Independencia.

Me presento, soy Ximena Valenzuela, tengo 62 años, soy casada, vivo con mi marido y nuestro perrohijo Lautaro. Tenemos dos hijos que ya dejaron el hogar para hacer sus vidas como adultos. Toda mi vida he vivido en la comuna de Independencia, trabajé durante varios años en una oficina contable, pero después de la pandemia no volví y ahora me desempeño como dueña de casa y cuidadora de mis padres:  Carlos de 93 y María de 92. 

Precisamente, uno de los motivos por los que no volví a la vida laboral fue el tener que ayudar en el cuidado de mis padres.

A diferencia de muchas mujeres tengo el reconocimiento de mi marido en el cuidado de la casa, el cual compartimos. 

Mi madre postrada en silla de ruedas, mi padre físicamente bien, pero con problemas mentales cada vez más severos. Tengo cuatro hermanos y todos vivimos cerca, excepto mi hermano que vive en Maipú. Cada cierto tiempo se lleva a papá a su casa por unos días y logra que descanse mi hermana Soledad, quien es la que vive con ellos y se lleva la mayor carga. El resto de las hermanas, nos organizamos por turnos para su cuidado.

Físicamente la más dependiente es mi madre, pero mi padre si bien es más autovalente, está presentando actitudes violentas lo que hace cada vez más difícil la convivencia con él.

En relación a nuestra experiencia como cuidadoras, destaco el artículo 49 de la propuesta constitucional donde debe reconocerse como actividad económica la acción del cuidado, pues entregamos un servicio y una actividad que impide que tomemos un trabajo externo, en mi caso, para cuidar a mis dos padres. 

Ahora bien, es importante que concurran todos los entes sociales y principalmente el estado para levantar políticas públicas que propendan a un buen cuidado de los mayores y un buen cuidado de las personas cuidadoras.

En relación con la experiencia particular del cuidado de salud física de nuestros padres podemos decir que la atención de parte del Consultorio Juan Antonio Ríos ha sido muy buena y expedita. Y está por sobre lo esperado de la salud pública, lo cual es un agrado.

Quizá debería de existir también un cuidado que atienda la parte psicológica o mental de ellos. 

Otro punto a observar, sería el hecho de que las personas que tengan que estar cuidando a sus mayores reciban algún tipo de capacitación en cuidados físicos y psicológicos, como por ejemplo: técnicas de movilización e inmovilización de ellos; como bañarlos; administración de medicamentos; como manejar sus problemas mentales (que le roban su plata; que lo quieren matar; que hay alguien escondido, etc).

Si con relación al cuidado de adultos mayores hay muy poco desarrollo, en el caso de las cuidadoras estas políticas prácticamente no existen. Sí bien es cierto la parte remunerativa es importante, creo que de igual trascendencia debería ser el cuidado de la salud mental de estas, como por ejemplo contar con el apoyo de psicólogos y profesionales especializados. Acá sería importante crear un programa de vacaciones para este grupo otorgando una cuidadora reemplazante. 

Quiero contar la experiencia de una amiga. Resulta que ella está con teletrabajo en su casa y a la vez, tiene que cuidar a su mama que vive con ella con una demencia senil avanzada. Fue tanta la presión que enfrentó que sufrió una crisis nerviosa por lo que el psiquiatra le dio licencia por 15 días. Pero ¿donde debía cumplir la licencia? Efectivamente, en su casa. Acá,  debería haber una acción del estado para que esa persona cumpla su licencia en un lugar que obviamente no sea el que originó el problema.

Otro tema importante me parece que es el tema de la residencia para la tercera edad. En estos momentos, por parte baja estamos hablando como mínimo de $600.000, cifra que la gran cantidad de los hogares está lejos de poder solventar. Y desgraciadamente hay ocasiones en que se hace imposible poder cuidar a nuestros mayores y nos vemos obligados a tratar de buscar este tipo de residencia.

Finalmente, agradezco esta posibilidad de Fundación GeroActivismo para plasmar estas ídeas que tomo conciencia que pueden ser privilegiadas por compartir en familia el cuidado de Carlos y María, y pese a quese produce un gran desgaste en nosotras; me imagino la situación crítica y extrema que viven otras mujeres cuidadoras sin redes de apoyo. 

Por todo lo anteriormente expuesto confío en que el pueblo chileno en su infinita sabiduría marque la Opción APRUEBO este 4 de septiembre.