Antes de que llegara con fuerza el coronavirus a nuestro país seguramente muchos escuchamos como comentario de pasillo o leímos en nuestras redes sociales distintos argumentos intentando restarle gravedad. Uno de los comentarios más repetidos nos llamaba a la tranquilidad, recordándonos que “el virus tiene una mortalidad baja y sólo afecta gravemente a ancianos y enfermos”.
Si nos paramos más detenidamente a pensar, ¿Qué es lo que hay detrás de este comentario? ¿Por qué el que este virus se ensañara especialmente con los más ancianos era una señal de alivio para el resto? ¿Acaso la vida de los adultos mayores es menos valiosa que la de quienes somos más jóvenes? Para abordar estos temas, entrevistamos a Agnieszka Bozanic, fundadora de la Fundación Geroactivismo, especialista en temas de vejez. La Fundación tiene por misión promover el envejecimiento positivo y concientizar sobre los problemas de la discriminación por edad.
¡Acá te resumimos algunos de los puntos más importantes que tuvimos de esa conversación!
¿Importa que usted sea mayor que yo? parece que sí
El edadismo existe y es una discriminación tan grave como cualquier otra. Existe edadismo cuando se generan prejuicios o estereotipos en base a la edad, especialmente respecto a la vejez. Somos edadistas cuando pensamos que algunas personas son muy viejas para realizar ciertas actividades o para llevar el estilo de vida que quieran llevar. Cuando pensamos que por ser más viejos no podemos cortarnos el pelo de cierta forma, que no es adecuado que tengamos una relación amorosa, o que no podemos aprender cosas nuevas o desarrollar talentos inexplorados.
Nuestra sociedad nos está bombardeando constantemente con mensajes negativos sobre la vejez y asocia el envejecimiento con la pérdida de nuestro valor como personas. Pero no sólo con nuestras actitudes cotidianas expresamos prejuicios edadistas, también las instituciones juegan un papel muy importante en mantener la discriminación basada en la edad.
Envejecer en Chile
Chile es un país que trata muy mal a sus adultos mayores. Esto pese a que vivimos en un país de acelerado envejecimiento y a que actualmente más de 2 millones de chilenas y chilenos tienen más de 65 años. En la actualidad, las personas mayores se encuentran muy desprotegidas institucionalmente, lo que afecta significativamente su calidad de vida.
Pensiones y salud
El problema más urgente a resolver es el del sistema de pensiones. Todos sabemos lo bajas que son las pensiones, lo que es aún más preocupante para nosotras las mujeres, que recibimos en promedio un 39% menos de pensión que los hombres. Las chilenas y chilenos tememos envejecer porque sentimos inseguridad respecto a nuestra futura situación económica. Es muy alarmante que, según la encuesta PNUD-DES, un 42% de las personas que actualmente tienen entre 24 y 54 años no crean que contarán con ingresos suficientes en la vejez para cubrir sus necesidades básicas.
Pero la desprotección de las personas mayores no sólo se observa en las pensiones, sino también en la atención de salud. Un solo ejemplo, Chile debería tener al menos 5 veces la cantidad de geriatras que actualmente tiene; los que, además, se concentran desproporcionadamente en el sistema privado de salud. La crisis del coronavirus ha vuelto a mostrarnos la falta de preocupación por los adultos mayores. No sólo en la insensibilidad de las declaraciones del ministro Mañalich respecto a los fallecimientos de personas mayores o con condiciones preexistentes de salud; sino también en la política de cuarentenas parciales. En las cuatro comunas del Gran Santiago que se encuentran actualmente con cuarentena parcial, los sectores sin confinamiento tienen un mayor porcentaje de adultos mayores y de vulnerabilidad sociomaterial.
Soledad y calidad de vida
Otra preocupación para las personas mayores es la soledad. Actualmente, casi medio millón de adultos mayores vive solo en Chile. Vivir solo no es algo de por sí negativo, pero resulta preocupante cuando observamos datos respecto a la calidad de vida de los adultos mayores. Según la Encuesta Nacional de Calidad de Vida, un 32% de los adultos mayores no se reúne ni siquiera una vez al mes se reúne con amistades, un 36% no concurre nunca a los servicios de salud, más del 50% no realiza actividad física y más del 30% señala aburrirse con frecuencia. La soledad y las precariedad en las condiciones de vida impactan en las personas mayores y actualmente tenemos la triste cifra de que la tasa de suicidios de las personas mayores de 80 años es la más alta del país.
¿Y qué hacemos?
Más allá de la actual crisis, este Chile que envejece tiene el enorme desafío de darle un nuevo lugar a la vejez. Debemos valorar a las personas mayores por su inmenso aporte a nuestra sociedad y encontrar soluciones creativas que nos permitan atender sus principales preocupaciones. En este camino, es fundamental que escuchemos lo que nos tienen que decir. No podemos construir políticas de vejez sin considerar a los adultos mayores como agentes activos en la resolución de sus problemas.
Junto a fortalecer los espacios de encuentro y recreación con que ya cuentan los adultos mayores, debemos promover nuevos espacios intergeneracionales. Estos espacios son muy relevantes para que personas de distintas edades nos encontremos desde nuestras diversas experiencias.
Todos pudimos escuchar los valiosos aportes entregados por los adultos mayores en los cabildos autoconvocados que siguieron al 18 de octubre. Además, las personas mayores, especialmente mujeres, han trabajado en la organización vecinal y comunitaria en nuestros barrios. Valoremos su experiencia e invitémoslos a incorporarse activamente en la construcción de este nuevo Chile. Nunca está de más recordar que todos envejeceremos y que un mejor país para envejecer es un mejor país para todos.